domingo, 20 de marzo de 2011

¡Que cante! ¡Que cante!


Fernando de la Mora es un tenor en “su mejor momento”. Lo pongo entrecomillado porque eso le correspondería decirlo a él. Más sin embargo, todos los indicadores apuntan a ello. La edad le ha dado un porte de divo que, desde que pisa, impone su presencia. Su voz añejada, se descorcha sólo en momentos especiales.

Su discurso -durante la rueda de prensa, después en el escenario- la de un artista que busca la conciliación social a través de la educación y la cultura. Vino a Torreón a rendir homenaje junto a la Camerata de Coahuila, al Seminario Diocesano de Torreón, que cumple 50 años de haber sido fundado, precisamente por su tío, el Obispo Fernando Romo, de quien heredó no sólo el semblante y el apellido, sino su amor por las grandes causas.

El concierto tuvo su dinámica propia. Arriba de mil personas asistieron a escucharlos. Sobre el escenario, la Camerata se mostraba integra, afinadita. Abrieron con la Sinfonía en Mi Bemol Mayor de Joseph Haydn.

Después del Intermedio, vino ahora si el programa operístico. Fernando es recibido con estruendoso aplauso y dieron paso alternado a Un’aura amorosa aria de Così fan tutte de Mozart, el Panis Angelicus, Cesar Frank, Intermezzo de Cavalleria Rusticana, obra de Pietro Mascagni.

No podía faltar, en una noche de seminaristas, el Ave María. Esta pieza que según me contó Paola Carillo, Schubert compuso para un poema épico llamado La Dama del Lago, de Sir Walter Scott. Las palabras iniciales del poema, llamado Ave María, llevaron a la idea de adaptar la melodía de Schubert al texto completo de la oración católica romana del Ave María. Y remató con Mille Cherubini in coro. Con al que -al menos a mi- se te pone la piel de gallina.

Ya metidos en fervor, vino la Meditación de Thaïs, en que la participación correspondió al concertino de Camerata, el maestro Tatul Yeghiazaryan, quien se mantuvo inspirado toda la noche, y ofreció un solo sensacional.

Este movimiento le procuró cierto descanso a De la Mora, que regreso decidido a aclimatar el momento con lo fuerte de su repertorio. Las arias de Manon, En fermant les yeux (Cerrando los ojos) y Ah! Fuyez, douce image (Ah! Aléjate bella imagen). Se luce; su fuerte es el aria francesa. Sus ademanes descriptivos, cadentes. Acaricia la voz, se proyecta, se eleva, se tira a matar.

Lo logra, levanta a un público que demostró ser educado y paciente, pero que no quería ya trámites: comenzaron a pedirle canciones de su repertorio mexicano. “¡Que cante! ¡que cante!”
Y como él vino a cantar, siguieron las canciones María Elena, de Lorenzo Barcelata; con la que puso al público a cantar. Cerró con un último encore, Te quiero, dijiste; de María Griver, un bolerito con lo que ya, definitivo, se llevó la mano al corazón.
Otra gran noche, que se salva de la rutina.

domingo, 27 de febrero de 2011

Crónica del IV Concierto: 25 de febrero



Teatro Nazas de Torreón, 25 de febrero, 8:00 PM.

La noche es sexi; abrigadora. Las damas vienen luciendo atractivos vestidos. La gente llega con un ánimo festivo al Teatro Nazas, el candor de la noche se revestía de saludos y abrazos. Sonrisas cercanas y distantes me hacen descubrir cuán importante es ahora este refugio, al que la gente acude bajo una promesa de tranquilidad.

La voice en off es ahora un limpia y bella voz femenina que avisa el principio; todos a correr y en la penumbra, público y músicos toman su lugar. Al centro, el piano espera por el invitado de esta noche: el joven Guillaume Vincent viene a cumplir con el Concierto No 3 para Piano y Orquesta de Beethoven.

Ante casi 600 asistentes, Guillaume Vincent se muestra como un pianista expresivo, deleitado por las notas de su propio piano y enardecido de gusto por el acompañamiento de la orquesta. Su rostro lo dice todo, está disfrutándolo como niño. Paseando por el mítico concierto que el alemán escribió justo en sus 30. En que sus habilidades pianísticas estaban comenzando su mejor momento.

Es un concierto lucidor, energético: Allegro con brio en el primer movimiento, dejando a Vincent arrancar con lucimiento de sus manos.Viene después el Largo, con un cierre que impacta, y continúa con un Rondo-Allegro,que no deja insatisfecho a nadie. Aplausos. 33 minutos de piano no llenan a la gente que pide más. Y viene el encore. Guillaume es un gran invitado, que ha enaltecido el Beethoven Fest, cumpliendo con disciplina y talento su participación.

En el descanso me topo con sus padres. Los Vincent están felices y se apresuran a buscar a su hijo. Ya superados los protocolos, llaman a la segunda parte: viene la Sinfonía Heroica… sólo escucharla empezar me pone la piel de gallina.

Finalmente puedo sentarme y sentarme e imaginar a ese otro francés, al quien es inevitable evocar vía Jacques-Louis David, quien seguramente pintaba mientras Beethoven componía La Eroica: Napoleón cruzando los Alpes, (Napoléon franchissant les Alpes, 1800).

viernes, 25 de febrero de 2011

Guillaume Vincent con La Camerata de Coahuila


Callado, sereno, con aire de no-sé-dónde-estoy-ni-qué-pasa, Guillaume Vincent sigue atento las indicaciones que se le dan, tratando de comprender en su casi nulo conocimiento del español, lo que con ademanes y gesticulaciones pueda captar. Ya en la rueda de prensa, se expresa con discreta emoción del adolescente que aun es. Guillaume, de 19 años, ha volado más de 13 horas desde Paris a Torreón, para tocar el piano. No tiene mucho qué decir… sólo quiere tocar.

Lo llevo a encontrarse con el piano con el cual se presentará más tarde, en el escenario del Teatro Nazas, con la Camerata de Coahuila. Ahí está el Yamaha negro listo, aunque le falta el banco. Voy a buscarlo a la bodega y cuando regreso, Guillaume está ya de rodillas ante el teclado, tocando.

Interrumpe brevemente para aceptar el asiento. Y continua, energético, veloz, alegre. Toca con luminosa vivacidad, como niño corriendo en la pradera. Llena en segundo el vacío del enorme recinto dormido. Practicará cuatro horas, como un maratonista haciendo distancia para aclimatarse a la altura y clima de una competencia foránea.

Ahí lo dejo, este joven manos de tijera promete una gran noche, en el Beethoven Fest.





jueves, 17 de febrero de 2011

Sala Nezahualcóyotl

Finalmente me tocó mi primera gira con la Orquesta. Nuestro destino: La mítica sala Nezahualcóyotl, en el Centro Cultural Universitario de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Esta sala, considerada la segunda más importante en cuestión de escenarios, después del Palacio de Bellas Artes, es por su cuenta, considerada la de mejor acústica.

Con capacidad para 2 660 personas, su distribución permite la visibilidad total del escenario desde cualquiera de sus ángulos. Es residencia de la Filarmónica de la Universidad, la OFUNAM. Una de las consentidas del ilustrado público defeño, y más querida (quizá) que la propia Sinfónica Nacional.

Pisar su territorio es por dónde se le vea, un reto.

Es una sala extrema: Ahí no hay mas que éxitos o fracasos. La claridad de su ambiente sonoro, privilegiado con un sistema de bloqueo de celulares, -que no permite a ningún distraído o prepotente estropear el momento- permite reconocer plenamente la ejecución de los músicos. Quizá por su carácter universitario, quizá por su sistema de selección de eventos, el ambiente de la sala se asemeja a un examen final de titulación. Donde el oído, pero también el corazón serán sinodales morales de lo que ahí suceda.

Les dejo algunas imágenes de la presentación de la orquesta en este recinto. Donde ser tuvo un satisfactorio éxito para la Orquesta, para Coahuila, y por supuesto, para nuestros oídos.

viernes, 4 de febrero de 2011

Enero, inicia el Beethoven Fest


La Temporada 2011 ha comenzado, y para esta fecha nos encontramos ya rumbo al Tercer Concierto de la Primera Serie. No seré un desconsiderado y haré una breve crónica de los dos primeros conciertos, el primero de ellos, acotado al homenaje a Beethoven que se desarrolla bajo el nombre de Beethoven Fest

Qué mejor oportunidad de iniciarme a la música que de la mano de Beethoven. He pensado mucho también en la gran oportunidad que muchos jóvenes están aprovechando para acercarse a los conciertos y vivir esta aventura. Beethoven, lo he dicho varias veces, realmente tiene fans, ultras, inchadas que lo siguen a más de 200 años de su existir. Valídenme la expresión: un rockstar del clásico. Su biografía, está llena de los éxitos y fracasos de un ídolo de multitutdes. de ahí, la importancia de este proyecto para mi labor en la Orquesta.
Concierto I (enero 14)
Para el primer concierto se presentó la pianista invitada, Eva María Zuck; quien interpretó candorosamente el Concierto para Piano y orquesta No.1 en Do Mayor Op.15. la señora, trasladó sus manos a lo largo del teclado con tal maestría que me pareció discordantemente rápido los movimientos de sus manos a lo cadente de la música.

Vestida de gran gala, un poco pasada de moda, pero con una actitud de frescura casi adolescente, a Eva María le fue fácil ganarse al público lagunero, amante natural del piano, y sumamente agradecido con la muestras de talento y dedicación, quienes aplaudieron a la venezolana-mexicana por su entrega. Ella correspondió a la vez con un Rondo beethoveniano, para después despedirse con elegante sonrisa. (Días tarde, Lazaro Azar, el crítico de Reforma, me contó la gran impresión que Eva María Zuk se llevó de la Camerata de Coahuila. reafirmando los comenatarios que a nivel nacional se tiene de la orquesta coahuilense).

Luego se interpretó la Primera Sinfonía, piedra angular del conjunto sinfónico, que se considera una obra maestra en sí, y que “...presenta a Beethoven en el pináculo de sus habilidades clásicas, construidas sobre los logros y contribuciones de Haydn y Mozart, sin ocultar jamás lo que a ellos debía”. Según nos cuenta Paola Carillo, maestra en música, en las Notas al Programa de esa noche. En particular me llama la atención ver a la orquesta “sonar tan bien” cuando interpretan a Beethoven. La Primera Sinfonía me resultó inocente y cadenciosa, en términos de lo que, más tarde, nos espera en este tema.
Sin duda un gran inicio, pues esa tarde tuvimos una excelente asistencia, destacando el nutrido público joven que nos acompañó esa noche.

Aprendiz de diletante

Como en la gran mayoría de los términos asociado a la música y las artes, Diletante proviene de una palabra iltaliana; la RAE, define:

Diletante (Del italiano dilettante, que se deleita).
1. adjetivo. Conocedor o aficionado a las artes, especialmente a la música.
2. adjetivo. Que cultiva algún campo del saber, o se interesa por él, como aficionado y no como profesional.

Aunque se hace la acepción de su uso peyorativo, esto por supuesto, sólo en contraposición de la definición de erudito, al que la misma RAE define:

Erudito (Del latín erudītus).
1. adjetivo. Instruido en varias ciencias, artes y otras materias.
2. m. y f. Persona que conoce con amplitud los documentos relativos a una ciencia o arte.

Entonces veremos la aplicación tanto para definir al aficionado arrogante como al apasionado seguidor de las ciencias y las artes. En reivindicación al término el filósofo y autodidacta Fritz Mauthner escribió su Elogio al Diletantismo y dice:

Yo necesito para mi trabajo conocimientos de 50 hasta 60 disciplinas, en las cuales hay actualmente diluidos conocimientos del mundo. Para cada una de estas disciplinas precisa, una cabeza acondicionada, lo menos cinco años para asimilarse solamente los fundamentos de un saber profesional. Yo necesitaría, pues, unos trescientos años de incesante trabajo antes de poder comenzar a escribir mis propios pensamientos; pues mis pensamientos tienen la incomodidad de no observar la posibilidad del conocimiento del mundo por el microscopio de una sola disciplina.”

Y agrega…
“…No soy tímido ante el trabajo. Yo hubiera ocupado de ello gustoso los trescientos años, no introduciendo en juego, como se acostumbra, ante un problema de tal magnitud, la medida de la vida humana”.

En mi papel de periodista cultural, además del quehacer como difusor del proyecto cultural más relevante de nuestra comarca, La Camerata de Coahuila, me pone en este terreno de reflexiones. La convicción y la pasión después, son un momento para emprender un recorrido por el estudio -diletante si- de la música de concierto.

Espero me acompañen.

Aprender a disfrutar

Tras la experiencia en Camerata de Coahuila, en la que desde hace algunos meses me desempeño como coordinador de prensa, reflexiono. Trabajo con un disciplinado equipo del que me honro de ser parte, pues su trabajo se cristaliza en cada concierto, convirtiéndose en una verdadera meta de carácter personal.

Mi trabajo es que la orquesta sea conocida y reconocida, sea valorada, y sea disfrutada. Esto se traslada a una labor de creación y desarrollo de público, aficionados a la música de concierto que, tarde o temprano, se autentifique como demandante de cultura a gran nivel.

Tengo mucho que aportar a esta labor. Mis estrategias son audaces, impulsivas y agresivas, pero conozco el medio cultural lagunero como pocos. Y tengo mucho más por aprender. El perfil de Ramón Shade como director de la orquesta es la de un líder que no me había tocado seguir: planeación pura, ejecución directa, sentido común las 24 hrs del día, cultura práctica y desarrollada.

Del Patronato de la Orquesta, a cuyo frente se encuentra el Arquitecto Antonio Méndez Vigatá, he aprendido el poderoso valor de la sociedad unida. Un grupo de intereses comunes que valoran la cultura como forma y calidad de vida. Son auténticos leones que saben su función en la heráldica de esta orquesta.

A veces creo que mi papel es muy simple, a veces creo que es muy complejo. Sé que muchas veces me quedo corto ante el reto, pero nunca desanimado de dar la pelea por más, por mayor público.

Cada concierto salgo emocionado. Qué gran experiencia es la música, su lenguaje universal y su poder estético. En cada paso me convierto en un aprendiz de diletante.

Es por eso que desde hoy, abro este blog por el que ahora le entrego con humildad y ánimo de aprendizaje.

Bienvenidos.